¡Saludos a toda la comunidad educativa de las Escolapias de Carabanchel!

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La imagen de la parte superior corresponde a un mosaico romano de tema báquico encontrado en las inmediaciones de nuestro colegio, que actualmente se expone en el Museo Arqueológico de Madrid (antigua Casa de San Isidro).




Los objetivos de este blog son dos:

1.- Compartir ejercicios y textos relacionados con las asignaturas de Latín y Griego con nuestros alumnos del área de Cultura Clásica de la ESO y del Bachillerato de Humanidades.

2.- Dar a conocer aspectos de las asignaturas de Griego y Latín a toda nuestra comunidad educativa.

domingo, 30 de marzo de 2014

Más para los alumnos de latín de 4º de ESO

 En primer lugar debes ver la presentación que figura bajo estas líneas (puedes pausar la presentación en cualquier momento si quieres leer más despacio algunos de los textos):




Acueducto de segovia from humanidadescolapias

Los romanos utilizaron tres materiales para la construcción del Acueducto de Segovia:
- Opus Quadratum: son los bloques de granito, que se movían mediante poleas y unas tenazas gigantes llamadas "gafas".
- Opus Signinum: es el material del conducto de agua, consistente en tejas partidas en trozos pequeños, mezcladas con cal, y luego golpeadas con un pisón.
- Opus Incertum. es el material de la parte superior del monumento, arena y piedras.



Más detalles de la construcción del Acueducto:

El Acueducto romano de Segovia, antes de entrar en la ciudad, tenía que salvar un valle con un desnivel de 30 metros de altura en algunos puntos, y para solucionar el problema los romanos levantaron la famosa doble hilera de arcos que sujetaba el canal de agua para elevarlo a esa altura, y que ha hecho tan famoso a esta construcción hidráulica.
Para construir los arcos del famoso Acueducto  de Segovia,  los romanos colocaron las pesadas piedras de granito de cada arco mediante una especie de tenazas gigantes sujetas a una polea: a estas tenazas las llamamos “gafas”.
En primer lugar, los obreros preparaban la piedra que iban a subir haciéndole unos agujeros laterales en los que enganchaban los extremos de las “gafas”.
Luego, mediante las poleas, con la fuerza de animales o de esclavos, elevaban la piedra, que no podía desengancharse, ya que mediante un sencillo principio de física, cuanto más pesaba la piedra, más la apretaban las gafas.
Las piedras las iban colocando una encima de otra, sin unirlas con ningún tipo de pegamento o argamasa (a esta técnica se la llama “unión a hueso”, es decir, que las piedras quedan unidas sólo por su propio peso).
Para hacer la parte superior del arco, de forma semicircular, los ingenieros romanos preparaban primero unas estructuras de madera sobre las que posteriormente iban colocando las piedras: si todo se había hecho bien, una vez colocada la piedra central (llamada “clave”), se quitaba entonces la estructura de madera y el arco quedaba sujeto por la presión que la propia piedra ejercía sobre la piedra clave.
En la parte superior, sobre los arcos, se colocaba la verdadera razón de ser de este funcional edificio, un canal para llevar agua al interior de la elevada ciudad de Segovia.
Este canal estaba totalmente tapado e impermeabilizado con tejas partidas en trozos pequeños, mezcladas con cal, y luego golpeadas con un pisón, para que no se filtrase el agua que transportaba.
En la arquería central se aprecia una zona en la que tres arcos de la hilera superior son más pequeños, pues están sobre la plataforma en la que figuraba la inscripción que indicaba el origen del monumento, inscripción hecha con letras de bronce que debieron de desaparecer hace siglos.
El agua, que en este tramo final del Acueducto ya había sido filtrada y depurada en las casetas de decantación situadas en los tramos anteriores, casetas que los romanos llamaban “turris aquae”, es decir, "torre de agua", penetraba en la ciudad desde el lado derecho de la ilustración hacia su izquierda, y lo hacía a la velocidad adecuada, ya que el desnivel del canal era sólo del 1/% para conseguir que el agua no fluyera con excesiva rapidez presionando la estructura de piedra.

Justo al acabar la doble hilera de arcos, seguía una única hilera de 9 arcos, de los que se conservan sólo cuatro, que llevaban el agua hasta el depósito principal de agua de la ciudad, que los romanos llamaban “castellum aquae” , es decir, castillo de agua. Desgraciadamente no se conserva nada del “castellum aquae” del acueducto de Segovia.

Sobre la construcción del acueducto romano de Segovia te recomiendo la lectura de la novela Los arcos del agua, de Matilde Barderi (puedes conseguir el libro a través de este enlace LOS ARCOS DEL AGUA)

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